Era una mañana cualquiera, de un día común, sin nada especial que celebrar. Suena el teléfono que estaba en silencio; dejan un mensaje en el buzón de voz:
-Seguramente no te acuerdes de mí, o no te quieras acordar. He estado durante mucho tiempo en un pozo, y recuerdo que yo también te metí en uno, por ello no espero respuesta. Sólo quería decirte que me ahogo.
Tras varios minutos pensando...decide llamar a ese número desconocido:
+Buenos días. He visto que me ha dejado un mensaje, pero no logro recordar nada de lo que me habla.
-Quizás sea un mecanismo de defensa de tu mente que decidió evitarme. Pero durante un tiempo fuiste mi antídoto. Yo había estado en una especie de droga, y tú me estabilizaste. No se cómo, pero recuerdo que cada dosis tuya me recomponía por dentro. Pero como todo ex-toxicómano, siempre hay tentación de volver a probarla, y caí, vomitando sobre ti mi bilis mental.
+Aunque te parezca extraño, tendrás que especificar más. Es una historia muy similar a otras que ya he vivido.
-Seguramente con esto me recuerdes: yo era un ángel caído cuyas alas se mancharon de alquitrán. Caí desde el purgatorio, pero en vez de bajar a la tierra me quise asomar al volcán; quería subir a lo más alto...y acabé en ese cráter pegajoso y oscuro. Rodé montaña abajo, tú pasabas por allí y me prestaste tus alas.
+Vale...ya te recuerdo. Pues te daba por muerta, si te soy sincero.
-¿Y quién te dice que no lo esté? ¿No conoces la muerte en vida?
+Uy, he escuchado muchas veces eso. Mira, la vida tiene altibajos. Todo el mundo la compara con una montaña rusa, pero yo voy a utilizar términos más actuales: la vida es como la bolsa; puede ser la bolsa de plástico donde vas recogiendo un montón de cosas, y cuando se llena vas sustituyendo unas por otras, y si te olvidas de alguna que está a punto de pudrirse, puede contagiar las demás. Pero no me refiero a esa bolsa, sino a la de inversiones. En la vida tú vas invirtiendo en distintos temas con la expectativa de subir en todos, pero tiene riesgos: el corredor te puede engañar, la demanda de tu producto puede descender, o incluso puede que estés invirtiendo en algo que va inflando una burbuja que explota y entras en crisis. Normalmente de una crisis no se sale en dos días, ni en dos meses, pero si sabes dónde reinvertir lo poco que te queda, te puedes estabilizar.
-¿Ves? Siempre tienes palabras de aliento. Quizás ha sido eso...que mi burbuja ha explotado...me ha explotado en la cara, y no sé dónde invertir lo poco que me queda. De hecho, ni sé lo que me queda. Pero he recurrido a ti porque recuerdo tu don para estabilizar. Cuando me hablaban de ti, era difícil de creer: "¿una persona que te estabiliza? Como si esto fuese la UCI.". Que por cierto, ¿a qué te dedicas ahora?
+Soy médico.
-¿Médico? Imposible, tampoco hace tanto tiempo como para que te haya dado lugar a ello.
+Me has dicho que estabilizo a la gente, ¿no? Pues llámame médico...o regulador, como más gustes.
-Oye, y cuando te desestabilizas...¿tú qué haces contigo?
Silencio...