Cuando duele, da igual. Quizás intentas enmascararlo utilizando drogas, alcohol...pero duele.
Cuando duele, la cama es un arma de doble filo. Quieres dormir para evitar el dolor, pero no puedes. Intentas levantarte, pero no tienes fuerzas. Da igual, duele.
Cuando duele, intentas engañarte a ti mismo. Piensas que ya pasó, pero no es tan fácil. Seguramente tus sueños te jueguen malas pasadas y, aunque no los recuerdes, te despertarás con dolor y sabrás el por qué.
Cuando duele, tallas una sonrisa en tu cara como una muesca en la madera de un árbol. Pero piensa, los árboles no muestran sentimientos; tu sonrisa es forzada, porque duele.
Cuando duele, crees que la solución es otra espina, pero puedes agrandar la herida. Mejor échate limón y espera que salga sola. Escuece, ¿verdad? Es que tiene que doler para curar.
Cuando duele, debes caer al suelo. Déjate caer, no intentes volar con alas de cera porque el sol las derretirá, y dolerá más.
Cuando duele...simplemente duele, y nada más. Deja que sane y no fuerces, porque el dolor curte.
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